Fabrizio I. Mariaca
Mientras se le informaba al desdichado sobre el costo de una reparación que había cotizado, su rostro comenzaba a desfigurarse por la impresión; para su alivio, inmediatamente el técnico agregaba: “aunque también podríamos adaptarle alguna cosita y así sale mucho más barato jefe”, con lo que regresaron sus facciones a la normalidad.
¿Quién no ha recurrido al ingenio criollo para realizar un arreglo por ser costoso o por la simple flojera?
Aparentemente existe la práctica peculiar en nuestra cotidianidad del “hágalo usted mismo” o “repárelo por casi nada” y, ya sea por carencia o desidia, en este tipo de mañas radica la explicación de cómo un problema, cuyas secuelas pudieron haberse evitado a tiempo, llegan a las últimas consecuencias.
Quién por lo menos no ha oído sobre la aplicación de alguno de los consejos que bien podrían editarse en un troubleshooting boliviano o en un manual remendón para la solución de contingencias nacional. Seguramente muchos, pero repasemos algunas recetas:
1º Enchufes rotos: con los dedos, pulgar e índice, trence los hilos hasta conseguir una punta lo suficientemente delgada para introducir cada polo al tomacorriente. Esta alternativa en ocasiones puede producir electrocuciones e incendios, pero de hecho le ayudará a ahorrar los 2 Bs. del enchufe.
2º Puertas de mueble o ventana flojos: doble un pedazo de papel o cartón hasta obtener el grosor adecuado para introducirlo entre el marco y la puerta o ventana. Aunque el cierre no será hermético, evitará el fastidio de llamar al falluto del carpintero.
3º Rotura de corona dental: aplique generosamente la gotita en la pieza y, frente al espejo, con el hocico bien abierto, coloque la corona en su lugar, manteniéndola presionada por lo menos 2 minutos. En algunos casos el pegamento podría dañarle la lengua o causarle un ligero envenenamiento, si es que no se traga antes la pieza que quedó mal adherida, pero se evitará el molesto viaje al dentista y quedará en condiciones de seguir comiendo tostado y cueros de chancho mientras ve la novela o el partido sonriendo de cuando en cuando.
4º Verrugas: frote sobre la zona afectada la parte interna de una cáscara de plátano, luego de haberla golpeado en el techo. A continuación, tire la cáscara por encima de su hombro izquierdo sin mirar atrás y listo. Esta alternativa tiene la virtud del misticismo superchero y la capacidad de ahorrarle dinerales en tratamientos dermatológicos y, al mismo tiempo, hará sentir útil a su abuela por el sabio consejo.
5º Huelga general indefinida: comprometa un cincuenta por ciento de incremento salarial con indexación al dólar, cuya vigencia se iniciará a partir de la siguiente gestión de gobierno. Para tales efectos, con mucha pompa y solemnidad, firme un acuerdo en el mismo edificio de la COB.
A pesar de la especificidad de las recomendaciones para la solución de todo tipo de problemas, es suficiente recordar algunas reglas de oro. Por ejemplo, antes de someterse a una costosa operación o tratamiento consulte a algún conocido que haya padecido de un mal similar o acuda a su callawaya de cabecera. Cuando todo haya fallado, incluyendo la uña de gato, y si aún no es muy tarde, visite al especialista.
Si se trata del auto no se preocupe, pues los guiñadores se reconstruyen, las juntas se rellenan, las llantas se recauchutan, los tableros se reacondicionan y las piezas faltantes se adaptan de Toyota. Y es que casi siempre todo tiene una solución fácil, rápida y barata, pero no estructural.
A pesar del notable ingenio criollo, en esos pequeños detalles se aprecia un fenómeno negativo arraigado en la cultura popular, pues, más allá de las justificaciones de orden socioeconómico que se pudiera encontrar, la mayoría de las veces es evidente la escasa disposición que tenemos para solucionar los problemas duradera o definitivamente, costumbre que se manifiesta en todas las esferas de nuestra vida.
Parece que tanto a los objetos como a los problemas económicos y sociales se les da una arregladita de manera que aguanten un poco más. El problema es que pasado un tiempo, de golpe, todo comienza a derrumbarse, produciendo accidentes y desastres o desatando conflictos sociales con consecuencias insospechadas.
Mientras se le informaba al desdichado sobre el costo de una reparación que había cotizado, su rostro comenzaba a desfigurarse por la impresión; para su alivio, inmediatamente el técnico agregaba: “aunque también podríamos adaptarle alguna cosita y así sale mucho más barato jefe”, con lo que regresaron sus facciones a la normalidad.
¿Quién no ha recurrido al ingenio criollo para realizar un arreglo por ser costoso o por la simple flojera?
Aparentemente existe la práctica peculiar en nuestra cotidianidad del “hágalo usted mismo” o “repárelo por casi nada” y, ya sea por carencia o desidia, en este tipo de mañas radica la explicación de cómo un problema, cuyas secuelas pudieron haberse evitado a tiempo, llegan a las últimas consecuencias.
Quién por lo menos no ha oído sobre la aplicación de alguno de los consejos que bien podrían editarse en un troubleshooting boliviano o en un manual remendón para la solución de contingencias nacional. Seguramente muchos, pero repasemos algunas recetas:
1º Enchufes rotos: con los dedos, pulgar e índice, trence los hilos hasta conseguir una punta lo suficientemente delgada para introducir cada polo al tomacorriente. Esta alternativa en ocasiones puede producir electrocuciones e incendios, pero de hecho le ayudará a ahorrar los 2 Bs. del enchufe.
2º Puertas de mueble o ventana flojos: doble un pedazo de papel o cartón hasta obtener el grosor adecuado para introducirlo entre el marco y la puerta o ventana. Aunque el cierre no será hermético, evitará el fastidio de llamar al falluto del carpintero.
3º Rotura de corona dental: aplique generosamente la gotita en la pieza y, frente al espejo, con el hocico bien abierto, coloque la corona en su lugar, manteniéndola presionada por lo menos 2 minutos. En algunos casos el pegamento podría dañarle la lengua o causarle un ligero envenenamiento, si es que no se traga antes la pieza que quedó mal adherida, pero se evitará el molesto viaje al dentista y quedará en condiciones de seguir comiendo tostado y cueros de chancho mientras ve la novela o el partido sonriendo de cuando en cuando.
4º Verrugas: frote sobre la zona afectada la parte interna de una cáscara de plátano, luego de haberla golpeado en el techo. A continuación, tire la cáscara por encima de su hombro izquierdo sin mirar atrás y listo. Esta alternativa tiene la virtud del misticismo superchero y la capacidad de ahorrarle dinerales en tratamientos dermatológicos y, al mismo tiempo, hará sentir útil a su abuela por el sabio consejo.
5º Huelga general indefinida: comprometa un cincuenta por ciento de incremento salarial con indexación al dólar, cuya vigencia se iniciará a partir de la siguiente gestión de gobierno. Para tales efectos, con mucha pompa y solemnidad, firme un acuerdo en el mismo edificio de la COB.
A pesar de la especificidad de las recomendaciones para la solución de todo tipo de problemas, es suficiente recordar algunas reglas de oro. Por ejemplo, antes de someterse a una costosa operación o tratamiento consulte a algún conocido que haya padecido de un mal similar o acuda a su callawaya de cabecera. Cuando todo haya fallado, incluyendo la uña de gato, y si aún no es muy tarde, visite al especialista.
Si se trata del auto no se preocupe, pues los guiñadores se reconstruyen, las juntas se rellenan, las llantas se recauchutan, los tableros se reacondicionan y las piezas faltantes se adaptan de Toyota. Y es que casi siempre todo tiene una solución fácil, rápida y barata, pero no estructural.
A pesar del notable ingenio criollo, en esos pequeños detalles se aprecia un fenómeno negativo arraigado en la cultura popular, pues, más allá de las justificaciones de orden socioeconómico que se pudiera encontrar, la mayoría de las veces es evidente la escasa disposición que tenemos para solucionar los problemas duradera o definitivamente, costumbre que se manifiesta en todas las esferas de nuestra vida.
Parece que tanto a los objetos como a los problemas económicos y sociales se les da una arregladita de manera que aguanten un poco más. El problema es que pasado un tiempo, de golpe, todo comienza a derrumbarse, produciendo accidentes y desastres o desatando conflictos sociales con consecuencias insospechadas.
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